domingo, 19 de agosto de 2012

Metapoesía


I. En, y el silencio perdido vasto océano de nada (debe ser todo), se buscan las letras entre sí, cuál átomos divididos por mil años luz, nadando con la lógica de un electrón, la inteligencia de un baudio, jugando a ser el fuego que sin espejo permanece congelado.

II. En ese laberinto (espacio sin estrellas) ni un susurro. Creía que el vacío era una ilusión, hay materia; hoy, desengaño. Si este no es el centro del universo estoy parado sobre la pupila de la muerte.

III. ¿Quién se atrevería a correr la máscara del misterio bajo instintos oxidados?

IV. Busco las palabras y me pregunto qué es el sonido, pero busco las palabras.

V. De entre todas las músicas desconocidas por la mano occidental del Orden, todavía no escucho el ruido del fuego, aquella miserable llama presa en el naranja plástico del encendedor, cada tanto ve la luz, cada tanto es libre. Cada tanto yo la veo, cada tanto se ve a sí misma. Sin embargo todavía no comprendo la misteriosa melodía del agua correr, crepitar, empero su pequeña catarata en harmonía hipnotiza el ojo de mis oídos. Contemplan los invisibles al instante que se mueren. Porque así es la vida. El autómata se escapa de la muerte en la rutina, cierra sus ojos, puesto que si los abre se encuentra en las entrañas del abismo. ¿Y cómo escaparse del Hades?, en toda vida siempre hay una solución, aunque es posible que ésta no sea la última.

VI. El cobarde jamás se verá como cobarde, por eso se justifica. Hay filósofos imbéciles como Camus que cual oprimidos cristianos justifican a la masa al momento que se justifican a ellos. Y a solas se lavan las manos. Lo fácil siempre le perteneció a la Iglesia, y cuántos hipócritas siguen bajo distintos velos sus caminos.

VII. Nos y otros con un sol en cada palma ayudamos a ayudar tomando el sendero más dificultoso, sacrificamos nuestra fama, desterrando nuestro orgullo, y cada tanto ahorcamos a nuestra vanidad. Todo el mundo dentro de cada mundo o busca darle la mano a la humanidad con pesimismo o con pesimismo se aleja de ella. Cristianos diametralmente opuestos entre sí pero cristianos en fin. Hay una Esencia impersonal esparcida por todo el cosmos, y el aire que respiramos, forma inevitablemente parte de todo el cosmos. Porque el universo no es sólo el exterior, y porque nuestro legado comienza con Prometeo; aún condenados, hay una cruz reservada para cada uno de nosotros, y un águila feroz que nos aguarda en la montaña.

VIII. Sólo el valiente se le anima a los dioses.

IX. Los positivistas son tan tediosos como quienes los niegan, sus opositores, los negativistas. Benditas sean las mentes soberanas que gobiernen inteligencias contrarias entre sí bajo el imperio de su reino. Todo yin y todo yang en armonía bajo el Círculo.

X. Hay millones de mundos y no obstante vivimos sólo en uno. ¿Cuántas lunas vemos?, y sin embargo hay sólo una. «Hay», en tanto unívoco en un infinito, siempre en «un», todo número ilimitado se reduce a uno.

XI. Si todo es metáfora ¿dónde están las alegorías? Ahora no estoy siendo yo, estoy siendo mi representación representándome figurativamente, y significo algo, ¿pero qué?...

XII. La vibración epiléptica de las partículas que inconscientemente nos mienten simulando a nuestro ojos la estática, expresando el efecto de la causa en el empinado camino del aparente caos dejando al mismo tiempo las singulares huellas de un momento irrepetible. Cada instante es el vestigio de lo indecifrable, cual la personalidad de un poro, y en la piel del tiempo que no existe: formando el rutilante cuerpo de la Verdad.

XIII. Sólo los ojos del espíritu ven el brillo del espacio.

XIV. Hay... sí, hay. Hay una mariposa volando por Japón. Es un verso de cien colores caminando por el aire, júbilo del viento diáfano, y hela aquí un terremoto. Un volcán a orillas de mi corazón. Explota, chorrea sangre ardiente, es lava... y la montaña late. Era mi corazón.

XV. Porque amamos la poesía somos amantes hasta la muerte.

XVI. Busco la palabra escondida detrás de cada piedra, no hay ninguna inscripción en cada piedra. No son tumbas, son sólo piedras. Y con ella Miguel Ángel talló a David, y con ella David venció a Goliat. Y con ella alguien se cayó para volver a levantarse, y para hablar, y exclamar y gritar que aún no está vencido, y que hasta atrapar el Sol que se esconde bajo el manto del Horizonte no desistirá.

XVII. Todo esto es sólo el instante en busca del verso.

XVIII. Meditari, meditari, meditari. Únicamente con una espada del Grande de Macedonia puedo de un sólo golpe decapitar a las tres Marías. Mas con otro acero batallo contra cuyo ejército de santos. Los socialistas, los comunistas, los revolucionarios son, en definitiva, mis hermanos. Nos corre la sangre fulgente de Lucifer por nuestras tuberías, por ello aún soñamos con el Paraíso.

XIX. Estoy regido por las virtudes del Hermes, seré el mensajero entre las ánimas. Y cuando haya cumplido mi tarea, me marcharé por donde vine, hacia donde he vuelto.

XX. Esto es un crimen, yace sangre por doquier. No encuentro los cuerpos, no encuentro las armas, sólo veo sangre. Así, me muevo por la niebla, fresca bruma del poeta en busca del destino. Ácrata métrica amorfa sin leyes bogando sobre las oscuras aguas del mar nocturno, en meta de un mayúsculo faro, un título de luz posado sobre unas rocas, morada eremita del sabio sin alma. Cual un fantasmal barco pirata sobre gráciles nubes me muevo, sobre un sin tema, asistemático, prótesis ilusoria de un quebrado eje. La llegada es el retorno. La rotación, la revolución, el renacimiento.

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